Psic. Paola Estrada | Psicóloga en Red Clínica de Psique & Ser
Todos hemos aprendido el rol de papá y mamá “a través de nuestros padres”. Sin darnos cuenta (a veces) nos sorprendemos repitiendo ese comportamiento. Me quedo con la acertada frase del buen Napoleón Bonaparte: “la educación de un niño comienza 20 años antes de su nacimiento… con la educación que recibieron sus padres”. Cuando van creciendo, es fácil olvidar la importancia y la necesidad de estos gestos. Las muestras de afecto pueden ser un poderoso método de enseñanza que debería perdurar… El mensaje que se envía al niño es que es amado, apreciado y reconocido tal cual es.
Si un niño es mal portado, llora mucho, es exigente o malcriado… ¿Se debe siempre a una carencia de límites o a la falta de una figura de autoridad?
En parte es cierto, pero… Cuando los niños “se portan mal” en realidad nos están indicando, con su conducta ciertas “pistas” de qué áreas como papás necesitamos trabajar y poner atención. Detrás de un mal comportamiento, hay una necesidad que debe ser atendida. ¿Cómo descubrirla? Elijan un día para hacer con tu pequeño algo que disfruten juntos… En ese momento sabrás qué espera de ti.
Para que un niño sea atento, amoroso, empático primero debió recibir buenos tratos, abrazos, ser escuchado, ser merecido, acariciado, sentirse acompañado. Lo que necesita un niño es un adulto que juegue, genuino, disponible, que lo apoye, oriente y guie. No son las experiencias traumáticas en si las que alteran la crianza de los hijos, sino el hecho de no haber tenido la posibilidad de elaborar y resolver el impacto emocional. Competencias o habilidades parentales:
Las competencias parentales se definen como el saber-hacer o “las capacidades prácticas que tienen las madres y los padres para cuidar, proteger y educar a sus hijos, y asegurarles un desarrollo suficientemente sano.”
Comprender las capacidades parentales implica generar conversaciones que permitan a los papás hablar de sí mismos, de sus diferencias y experiencias. En el trabajo con papás es muy importante considerar este componente, el cual se refiere la mentalización que no es otra cosa que la capacidad para entender las propias conductas y ajenas considerando que estas se originan a partir de intenciones, deseos y necesidades.
Al mismo tiempo es indispensable poner en perspectiva actual a los papás, la importancia de reflexionar y percibir su sentir respecto a su rol como padres, así como de los espacios para procurarse el descanso y “recargar batería” a fin de continuar con las demandas que implica el desarrollo de nuestros pequeños. La salud mental y la física van de la mano. Si ambas se cuidan aseguran una vida estable, saludable y plena. Entre los diferentes tipos de descanso parental que necesitan ser considerados y llevados acabo están:
¿Qué recursos cuentan los papás para desarrollar sus competencias parentales?
Papá e hijos conectan emocionalmente de manera más profunda, fortaleciendo su relación. Se impulsan emociones agradables para ambos, fortaleciendo los circuitos neuronales del bienestar. Los niños aprenden a establecer límites físicos y tomar riesgos de manera segura, haciendo incluso que sea menos probable que se lastimen en otros tipos de juegos. Por lo tanto, el juego (rudo o juegos de mesa) es otra expresión que tiene el papá para hacerle saber a su hijo que es amado.
Por último, una madre o un padre suficientemente buena: no es la que da todo al niño. Es quien identifica las necesidades del niño, quien le sirve de apoyo, es quien da, pero también frustra un poco para que el niño se esfuerce. Aceptarse por no ser la madre o el padre que pensabas que serias y disfrutar de la madre y el padre que eres ahora.
Los especialistas que atendemos a los padres, no buscamos juzgarlos por la forma en que han llevado su paternidad. Estamos para comprender sus circunstancias, que los ha llevado a ejercer su rol de determinada manera porque a partir de ello, podremos ubicar, juntos, las competencias que han venido desarrollando y que les han brindado muchas satisfacciones en sus hijos y a partir de estas, aprender, desaprender o reaprender otras tantas que los hagan sentirse más satisfechos con su parentalidad.